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sábado, 1 de julio de 2017

LEYENDAS ECUATORIANAS VII - EL CHUSZALONGO


El Chuszalongo

Ser legendario de algunos sectores del austro ecuatoriano, de origen desconocido, aunque se cree que ha sido fruto de relaciones indebidas entre miembros cercanos de una misma familia. O quizá surgido de algún inframundo...

Más bajo que un niño de ocho años, orejas grandes y caídas, ojos inmensos y saltones, y cuya más visible característica es su pene de proporciones descomunales, claro, para su estatura. Así su descripción.

Una de las narraciones más estremecedoras que involucra al mencionado personaje, se da cuando un campesino serrano, dueño de buena cantidad de tierra y de algunas cabezas de ganado, preocupado que sus vacas y borregos han quedado solos arriba, en el cerro, envía a sus dos hijas -mozas de buena presencia y buen físico- para que cuiden de aquellos animales y pasen la noche en las alturas.

Habiendo una pequeña pero segura casa allá arriba, las dos muchachas subieron a cumplir la orden del padre. Guardaron el ganado y permanecieron ocupadas en otras faenas agrícolas en esa propiedad. Ya hacia la noche, y habiendo terminado sus deberes, las dos hermanas se encerraron en el hogar, calentaron alimento y se disponían a merendar, cuando de repente escucharon unos leves golpes en la puerta de entrada.

Curiosas, las jóvenes abrieron la puerta, no encontrando a nadie afuera. Sorpresa que luego de cerrar la puerta, en el interior encontraron de la casucha, a una criatura de aspecto infantil, de cabellos rojizos, nariz chata y ojos relampagueantes, pero con tal aspecto que las hizo enternecer.

Creyéndolo con hambre, le ofrecieron algo de comida, que el niño no ingirió, mas bien lo tiraba al menor descuido de ellas. Luego le ofrecieron lugar en la misma cama que ellas iban a utilizar y lo acostaron en medio de las dos. De esa manera inocente se ofrecieron a su desgracia...

Y pasó la noche, una noche bastante agitada que hizo preocupar al padre, como intuyendo que allá arriba no andaban bien las cosas. Y no había pasado algo bueno.... El padre, ya entrada la mañana, subió preocupado a ver a sus hijas, de quienes no tenía noticia alguna. Su preocupación se fue tornando en desesperación y casi locura, al ir encontrando rastros de sangre cerca de la casa, la puerta abierta y en el interior de la casucha, hallar a sus dos hijas sin vida, asesinadas y con claras señas de haber sido violadas por alguien de gran fuerza.




Horrorizado y ya fuera de si, el padre salió de la casucha, machete en mano, en busca de los posibles asesinos. Caminó un largo trecho, hasta que en otro sector, lejos de la construcción, encontró a un ser abominable, indescriptible, pero de apariencia de un ser humano de corta edad. El ser en cuestiónse hallaba recostado sobre la hierba, con su inmenso miembro viril extendido sobre la verde alfombra natural.

 Queriendo hacer justica por mano propia, el sufrido padre, tomando el machete con todas sus fuerzas, trató de golpear al ser con su arma blanca. El ser apenas se puso de pie, de manera pausada, pareciendo que de él emanaba una energía sobrenatural que hizo pasar de largo el golpe dado por el campesino, como entre algo vaporoso...transparente...De ahí desapareció.

Se comenta que al final de aquel día encontraron también el cadáver del padre, con una mueca horrible en su rostro, y perdida la mirada.

Esta narración, es quizá de las más sobrecogedoras que hay sobre el Chuzalongo, el cual, de acuerdo a no pocos testigos ha sido visto en algunas provincias sureñas del Ecfuador.

 Nota: para esta entrada he consultado, como buena guía,  el libro Leyendas Ecuatorianas, de la colección Clásicos Ariel.

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